Tras acabar mis estudios y conseguir mi diploma intente sin éxito alguno ejercer como profesor en la universidad, así que me vi relegado a convertirme en un tutor en las ciudades de Winterthur, Schaffhausen y Berna. Hasta que finalmente con la ayuda de algunos “Contactos” logre conseguir un empleo permanente en la “Oficina Confederal de la Propiedad Intelectual de Berna”, cabe mencionar que tuve roces con el director quien decidió que me enseñaría a “Expresarme Correctamente”.
En 1904 yo y Mileva tuvimos nuestro segundo hijo, Hans Albert Einstein a la vez que logre conseguir un empleo un empleo permanente en la “Oficina de Patentes”. No paso mucho tiempo hasta que finalmente conseguí mi doctorado al presentar una tesis titulada “Una nueva determinación de las dimensiones moleculares” que consistía en un trabajo de 17 folios que surgió de una conversación mantenida con un amigo llamado Michele Besso, mientras tomábamos una taza de té; a medida que yo azucaraba el mío le preguntó a Besso: < ¿Crees que el cálculo de las dimensiones de las moléculas de azúcar podría ser una buena tesis de doctorado?>.
En 1905 empecé a redactar trabajos acerca de física tanto pequeña como de gran escala. En el primero de ellos explique el movimiento browniano, en el segundo el efecto fotoeléctrico y los dos restantes desarrolle la relatividad especial y la equivalencia masa-energía. El primero de ellos me hiso merecedor del grado de doctor en la Universidad De Zurich en 1906, y el del efecto fotoeléctrico, me valdría el Premio Nobel de Física en 1921. También recuerdo haber mandado esos dos trabajos a la revista “Annalen Der Physik” y en tiempos actuales son conocidos como los artículos del “Annus Mirabilis”/”Año Extraordinario”.
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