Anécdotas Curiosas

Uno de mis anécdotas favoritas, que siempre relataba en reuniones sociales es el siguente. Resulta que en los años 20 cuando empezaba a ser conocido por mi Teoría de la Relatividad, se me solicitaba con frecuencia dar conferencias.

Pero dado que no me gustaba conducir y sin embargo el carro me resultaba cómodo para mis desplazamientos, contrate los servicios de un chofer. Después de varios días de viaje, le comente al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez. "Si quiere -me dijo el chofer- lo puedo sustituir por la noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra". Yo estuve maravillado con la idea y antes de llegar al siguiente lugar, intercambiamos nuestras ropas y yo me puse al volante.

Llegamos a la sala donde se iba a celebrar la conferencia y como ninguno de los académicos me había visto antes, no se descubrió la farsa: El chofer expuso la conferencia que me había oído repetir tantas veces y al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta. El chofer no tenía ni idea de cuál podía ser la respuesta, sin embargo tuvo una chispa de inspiración y le contestó: "La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré a mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda".

En una reunión social la actriz Marilyn Monroe se me cruzó, ella, muy coqueta como siempre, me sugirió lo siguiente: "Qué dice profesor, deberíamos casarnos y tener un hijo juntos. ¿Se imagina un bebé con mi belleza y su inteligencia?". Yo muy seriamente le respondí: "Desafortunadamente temo que el experimento salga a la inversa y terminemos con un hijo con mi belleza y su inteligencia".

Mientras en otra una reunión social coincidí con el actor Charles Chaplin. En el transcurso de la conversación, yo le dijo a Chaplin: "Lo que he admirado siempre de usted es que su arte es universal; todo el mundo le comprende y le admira". A lo que Chaplin me respondió; "lo suyo es mucho más digno de respeto: todo el mundo lo admira y prácticamente nadie lo comprende".

Y finalmente una vez un periodista me preguntó "¿Me puede usted. Explicar la Ley de la Relatividad?" y yo le conteste: "¿Me puede Ud. explicar cómo se fríe un huevo?". El Periodista me miró extrañado y me contesto "Pues, sí, sí puedo", a lo yo replique: "Bueno, pues hágalo, pero imaginando que no sé lo que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego".